Las monedas virtuales representan una alternativa de inversión frente a la inestabilidad económica. ¿Por qué en momentos de incertidumbre nacional e internacional se vuelven todavía más atractivas?
La crisis mundial encuentra al país en un momento delicado: la negociación con los bonistas se posterga y complica, la dificultad para aumentar las exportaciones crece, todavía no aparecen señales de reactivación y se lanza una alerta con respecto al desarrollo de Vaca Muerta por la falta de definiciones del Gobierno en materia de precios de referencia (mientras que Rusia y China adoptan una postura agresiva en torno al petróleo).
A ello se suma la falta de certeza generalizada que reina en la población en relación con el rumbo macroeconómico que tomará la Argentina, así como también las sucesivas devaluaciones ocurridas en los últimos meses, que profundizaron la caída del consumo y la baja de la actividad económica.
La llegada del coronavirus al país terminó por complicar aún más el panorama y se abre un gran interrogante en cuanto a la dimensión de su impacto. ¿Por cuánto tiempo se prolongará y hasta dónde llegarán sus efectos?
En medio de la turbulencia global, el avance de la pandemia y la fuerte depredación del valor del petróleo (la baja fue del 30 %: el barril de US$ 45 pasó a valer US$ 31,5) desembocaron en un crash bursátil, con un desmoronamiento de los mercados (Wall Street tuvo su peor jornada desde 1987, con una en baja del 10 %, mientras que las bolsas europeas se derrumbaron alrededor de un 15% y el Merval retrocedió casi un 10 %). A esto se añade la caída del valor de los granos, especialmente de la soja y del maíz.
Estos factores pueden parecer lejanos, pero repercuten con fuerza en la economía argentina. De continuar este escenario mundial tal como viene manifestándose, ¿qué efecto tendrá en la Argentina y por cuánto tiempo el dólar podrá permanecer relativamente estable? Resulta difícil responder con certidumbre.
Por lo demás, se suele afirmar que los argentinos estamos acostumbrados ya a los vaivenes económicos. No obstante, es imprescindible contar con previsibilidad.
Criptomonedas como refugio financiero
Con relación al mundo cripto, por un lado, es importante mencionar que se avecina el próximo halving, que se estima que ocurrirá en mayo próximo. ¿Qué quiere decir esto? El número de bitcoins que se liberan no siempre es el mismo: está establecido por el software que los regula, y, cada cierta cantidad de bloques, esta se reduce a la mitad. El proceso automatizado por el cual ocurre esta disminución, denominado halving, sirve para fijar un tiempo determinado hasta el fin de la emisión de monedas, con el objetivo de perseguir un modelo deflacionario, o sea, que suba el valor de esta criptomoneda de manera paulatina.
Por el otro lado, las stablecoins, monedas ancladas al dólar con independencia del mercado en general y de instituciones regulatorias privadas y estatales, mantienen su paridad con la moneda estadounidense. Así, para eliminar la inestabilidad, el respaldo se garantiza con la paridad de cada token de la red con el valor de una unidad de moneda fiduciaria. Un DAI, por caso, siempre acercará a US$ 1.
La supervivencia de este tipo de monedas digitales radica en la confianza depositada en los activos que respaldan la emisión de tokens. La estabilidad del valor se logra dado que la misma industria tiende a mantener el equilibrio. Cuando se produce un desajuste entre la oferta y la demanda, y baja el precio, el mercado reacciona para mantener el valor en el nivel acordado. En caso de que la cotización supere el US$ 1, se venden más activos para retroceder la suba.
Frente a este escenario local e internacional de incertidumbre creciente, las cripto se tornan en una tentadora estrategia financiera para conservar el valor del dinero y, acaso, incrementarlo. Criptodivisas como DAI son consideradas un refugio financiero por muchos ahorristas que buscan una forma de inversión alternativa a las tradicionales, ya que combaten la depreciación de la moneda fiduciaria local.
En esta coyuntura, hoy la oportunidad radica sobre todo en comprar, más que en vender. Es que, de esta manera, se puede acceder, en pleno contexto de crisis, a una moneda que resulta estable más allá de los vaivenes actuales y eventuales.
Al preservar su precio, las stablecoins se resguardan de la inflación y la devaluación, una cualidad muy valorada por quienes la eligen como reserva de valor, pero también por quienes deben mandar remesas a otros países o estructurar pagos diferidos en el tiempo: se puede transferir una moneda digital estable de un país a otro a través de diferentes plataformas con tarifas minúsculas, ya que el costo por transacción es prácticamente nulo.
Asimismo, permiten el acceso a una gran liquidez gracias a la tokenización. Las stablecoins pueden comprarse las 24 horas, los 7 días de la semana, sin spread (la diferencia entre el precio de compra y el de venta de una moneda).
La privacidad que ofrecen este tipo de monedas tampoco es un dato menor. Al no estar controladas por entidades financieras tradicionales, como los bancos, constituyen una forma de preservar la intimidad de las finanzas personales.
En adición, la tecnología DSR, que controla la tasa de interés de DAI, permite que los rendimientos se acrediten al instante, a diferencia de otras monedas. Ahora, los DAI almacenados en Buenbit generan intereses inmediatos, que se acreditan cada cinco minutos. A diferencia de un plazo fijo, podés disponer de tu dinero cuando quieras, ya que podés retirar tus DAI invertidos o dejar de invertirlos en cualquier momento. Aunque el interés es variable, suele ser rondar el 7% anual en promedio.
En conclusión, en un país como la Argentina, con una coyuntura macroeconómica fluctuante y limitaciones en la compra de divisa extranjera por el cepo cambiario, las criptomonedas resultan cada vez más atractivas, con sus múltiples ventajas frente a monedas de otros países.
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Juan carlos dice
Me gustaría tener más información
Sobre las criptomomedas ,si es posible con ejemplos. Gracias